martes, 4 de diciembre de 2007

"La Verdad os hará libres"

Parafrasear la célebre frase cristiana del Evangelio de Juan fuera de su contexto original quizás no parezca adecuado desde un punto de vista religioso. Sin embargo resulta más que atractivo para auxiliarnos en entender las mejoras en la comprensión de la realidad por parte de la ciencia económica, al librarse de la rigidez de modelos en extremo simplificadores, aunque claramente justificados, en particular debido a las limitaciones en materia de información, y avanzar en la formulación de nuevos modelos y teorías que abordan de manera más fiel la complejidad de los fenómenos económicos, especialmente de aquellos que explican el comportamiento empresario.

Tradicionalmente la economía abordó el estudio de las empresas, el lado de la oferta de la microeconomía, partiendo del concepto de unidad representativa, entendida a su vez como elemental e indivisible, y sin apreciar la existencia de características diferenciales entre sí (heterogeneidad) o los procesos internos propios de la organización, particularmente los que se derivan de la presencia del factor humano y la consecuente multiplicidad de objetivos intrafirma.

En este sentido, y aunque sin la misma metodología, aventajaba a la economía la Administración de Empresas, a partir de una concepción del comportamiento empresarial que reconocía la acción de grupos de interés internos y externos, además de los efectos del entorno (económicos, sociales, tecnológicos y políticos) que varían con la localización, y sus correspondientes interacciones.

El acceso a la información objetiva -la verdad- y su adecuado tratamiento a partir de nuevas tecnologías han permito superar las limitaciones –liberarse- para acercarse al objeto de estudio de una manera más realista, permitiendo afirmar que entre otros elementos, el factor humano, la organización, el tamaño y el espacio cuentan.

Rescatar la figura de hombre es también rescatar la figura del empresario. El concepto de empresa como ente abstracto da lugar al empresario como ente concreto, con sus motivaciones, esfuerzos y limitaciones. Quien invierte, quien innova, quien organiza, quien compite es el hombre. El concepto dominante en este sentido es el de entrepreneur. Schumpeter situaba en el centro de la evolución de los mercados al empresario innovador, quien a través de un proceso de “destrucción creadora” origina cambios tecnológicos y produce el desplazamiento de las empresas menos eficientes.

Para explicar diferencias entre las entradas y salidas de las empresas en un mercado y su crecimiento , los enfoques dinámicos también incluyen asimetrías en los sistemas organizativos.

Diversos etudios demuestran que un tamaño inicial grande puede incidir favorablemente sobre la capacidad para sobrevivir de las empresas, así como un tamaño menor podría permitir adaptaciones menos costosas. También se destaca el papel de las pequeñas empresas en el estado inicial de las innovaciones y el reemplazo de estas por los mayores competidores en el estado de mayor desarrollo y comercialización (rol diferencial en tamaño según etapa del ciclo de vida de la tecnología).

Finalmente se ha reconocido que los factores territoriales afectan el desempeño empresario desde distintas fuentes, ya se trate de factores puramente demográficos como la densidad poblacional o de factores sociológicos o del llamado sistema innovador. Muchas pequeñas empresas toman sus decisiones de localización (y consecuentemente de entrada en un mercado local) por cercanía al domicilio de su fundador. Por otra parte, la formación, variable entre localidades, ya sea a través de mecanismos formales o no, puede ser considerada una variable relevante. Por ejemplo la experiencia adquirida en una empresa grande que realiza un proyecto de downsizing o a través de spin-offs (cuando nace una empresa a partir de una organización madre, tenga esta última fines de lucro o no). El sistema innovador está constituído por todas las organizaciones públicas o privadas de ciencia y tecnología que estimulan el progreso tecnológico y su transferencia, y no es igual para todas las ciudades o regiones, diferencias que se potencias a partir de normas sociales y regulaciones.
En conclusión, la disponibilidad de fuentes de información más próximas a comportamientos individuales y la mayor capacidad de procesamiento, han permitido acercarse más fielmente a la conducta empresarial y, en consecuencia, admitir en los modelos y teorías económicas factores que, aunque relevantes, no tenían suficiente cabida.

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